
A la fuerza ahorcan
Después de que prácticamente tirásemos por la borda un mundial casi sin competir, y a pesar de que Vicente del Bosque se ha señalado como uno de los pocos seleccionadores que no ha asumido responsabilidades por un fracaso así en los últimos años en todo el mundo, la Selección Española se adentra por fin en la necesaria renovación.
Los argumentos esgrimidos por el técnico salmantino para posponer esta renovación que ya se antojaba necesaria tras las dificultades contra selecciones potentes en clasificatorios, Eurocopa y Copa Confederaciones eran de tipo, digamos, políticos. Había que mostrar un agradecimiento a una generación (!) que presuntamente era irrepetible y no podíamos renunciar al estilo que nos había hecho triunfar, a pesar de que también nos había hecho fracasar.
Obviamente merece la pena que de cada 2 mundiales uno se gane y el otro nos eliminen en primera fase, pero del mismo modo que la España del Mundial de Sudáfrica se puede considerar el ganador más rácano de la historia reciente de los mundiales, el fracaso en Brasil es sin lugar a dudas la más ridícula eliminación de un campeón vigente. Es decir, que si tomamos en cuenta lo segundo y lo aplicamos a lo primero, más parece que gracias a la buena suerte una buena, muy buena generación de futbolistas, alcanzó su techo aunque fuese de manera raspada. No incluyo el éxito de la Eurocopa porque ni en juego ni en buena parte de los componentes del equipo ni en el seleccionador hay tantas concordancias como desde la prensa se ha querido ver,
Lo cierto es que mientras los mayores iban obteniendo estos éxitos (y a la postre estos fracasos, la historia cierra círculos), las categorías inferiores de la selección mostraban excelente salud, con un goteo continuo de futbolistas de calidad cuya promoción al nivel absoluto era bloqueado por ese afán de inmovilismo de Del Bosque. Ahora, cuando ya no ha quedado más remedio, la renovación ha avanzado, y para más inri las bajas de última hora han acentuado los cambios.
La mancha de mora...
¿Y cual ha sido el resultado? Pues el esperado para los que no éramos pesimistas con el futuro de la selección. Lejos de los sombríos presagios por la ausencia de jugadores irrepetibles pero repetitivos como Xavi e Iniesta, el fútbol que desplegó España ayer fue el que corresponde a una selección TOP, con una cantera TOP y con una liga TOP.
¿Posesión? Toda la que se quiso y más. Hay que ser muy miope para pensar que futbolistas como Koke, Isco o Cazorla no pueden garantizar ese mínimo de balón a partir del cual el rival no le queda más remedio que esperar a verlas venir. La tasa de acierto en el pase fue de nada menos que del 88%...
Justamente fueron Koke e Isco los futbolistas por los que más pasó el juego de la selección, pero con una gran diferencia, mientras el colchonero era el gran controlador de balón (147 pases, 91.2% de acierto, ¿quién se acuerda de Xavi?), el merengue se encargó del desborde (103 pases al 83.5%, pero 11 regates y 1 falta recibida, y un golazo desde la frontal al alcance de pocos futbolistas ¿quién se acuerda de Iniesta?), y ente ambos y con todos los demás la Selección pudo dominar el partido de principio a fin. Por cierto, merece la pena pararse a alabar de nuevo al malagueño del Real Madrid, porque se está ganando ser el símbolo de esta selección.
Pero lo mejor de todo no fue el partido de ayer, que demuestra que tenemos recursos de sobra para ganar como lo hacíamos antes (si la suerte del campeón acompaña, algo un poco olvidado en el pasado ciclo: De bien nacidos es ser agradecidos), sino que la presencia en onces alternativos de futbolistas como Cesc o Costa sumados a Koke podrían permitirnos ganar de otras maneras que antes no podíamos permitirnos. Eso si no se cruza de nuevo el debate del estilo.